Discurso del Padrino Prof Antonio Sánchez Pino

Discurso del Padrino Prof Antonio Sánchez Pino
Año 2009-2010

“CLASS OF 2010”
Wednesday , July 21, 2010

 

“ … Todo comenzó un lunes de Septiembre de 2005 cuando los estudiantes, trabajadores y profesores se reincorporaron al Colegio Jefferson. De una manera sentía que nacía de nuevo y que mi vida comenzaba una vez más; empezaba algo totalmente distinto a lo que llevaba de vida en el Colegio. Ese lunes, desde las 12:45 hasta las 2:10, tuve mi primera clase contigo como profesor de Historia de Venezuela y me acuerdo perfectamente que hablaste de la importancia que tenía la historia en nuestras vidas, recuerdo que dedicaste dos horas a explicarnos eso. Lamento decirte Profesor que todo el salón estaba aterrado esa tarde cuando entraste al salón y, quién iba a pensar que ese profesor al que tanto miedo se le tuvo en séptimo grado, terminaría siendo el padrino de nuestra promoción…”

Acabo de leer un pequeño fragmento de una carta que un alumno integrante de la Promo XX me hizo llegar hace algunos días. Quiero decirle a ese alumno que recuerdo perfectamente ese día, que recuerdo sus caras llenas de incertidumbre y que, así cómo él se maravilla de que este servidor terminara siendo el padrino de su promoción, yo me maravillo y me siento extremadamente orgulloso al observar, en este momento, los extraordinarios hombres y mujeres en los que se han convertido.

En las últimas semanas he recibido numerosas muestras de cariño y agradecimiento, al final he concluido que quien debe agradecer debe ser la persona quien les habla.
Mi primera nota de agradecimiento va hacia los padres y representantes. Muchísimas gracias por confiar en nosotros y por permitir formar parte de la educación de sus activos más valiosos: sus hijos y representados.

Han sido cinco años muy difíciles, llenos de obstáculos externos, de ataques y presiones constantes, de incertidumbre, de intransigencia; pero, al mismo tiempo, de enorme satisfacción. Una satisfacción que nace del cumplimiento de la labor encomendada; y es que todo ello ha sido posible gracias al apoyo incondicional que siempre recibimos de todos ustedes, apoyo que permitió la inserción de los postulados teóricos, y por encima de cualquier cosa, la transmisión de los principios y los valores que, desde esta casa, se intentaron inculcar.

Decía Plutarco que la mente es “un fuego que debe ser encendido y no una vasija que debe ser llenada”. Soy testigo de que ese ha sido nuestro principal objetivo: la formación de individuos críticos que comprenden su realidad, que no se conforman con la que tienen y que poseen herramientas para transformarla. No hemos formado pusilánimes funcionales sino estudiantes con conciencia que entienden su rol como verdaderos agentes de cambio social. Creo que el resultado es más que evidente.
De igual modo debo agradecer al Colegio y a mis compañeros docentes. Gracias al Colegio por la oportunidad de trabajar en un ambiente de libertad y justicia donde la única exigencia siempre ha sido la excelencia; la confianza que siempre se puso en nuestro trabajo forjó el ambiente idóneo y propiciatorio que permitió la transmisión de conocimientos y el desarrollo de competencias en los estudiantes. Gracias a mis compañeros docentes porque siempre me han hecho sentir en esta institución como en mi propia casa y porque me han hecho entender que formo parte, con orgullo, del mejor equipo docente del país.

Finalmente debo agradecer a mis queridos ahijados por haber aguantado, muchas veces, mis largos “encadenamientos” sin un ápice de queja. Son muchos los recuerdos y anécdotas que podría recopilar en esta ocasión; sin embargo, debo aseverar algo que es, a todas luces, extraordinario: a lo largo de cinco años, de numerosas jornadas de estudio y trabajo, y a pesar de que, en algunas ocasiones, el ánimo no estaba presto para ello, nunca recibí de ningún integrante de la Promo XX una muestra de reproche; por el contrario, siempre obtuve muestras de cariño, consideración y enorme respeto, y eso, hoy en día cuando los valores humanos esenciales se han diluido tanto, es digno de destacar en cualquier un grupo humano.

La Promo XX es exitosa y redonda como el número que la representa; está llena de deportistas exitosos, intelectuales y artistas consagrados; es granítica y unida; es creativa y trabajadora; es solidaria y caritativa. Es una promoción que podría definirse como sensorial. Es una mezcla de olores; de sonidos (destacando el sonido “inolvidable” de la armónica de Bobby); de estímulos visuales (o ¿quién podría decir que el paso de “changa tuki” del Negro no lo es?); es, en definitiva, una mezcla de personalidades que la hace heterogénea y rica al mismo tiempo.

Jamás olvidaré las largas e interesantísimas jornadas de discusiones y reflexiones que nacían del propio interés de ustedes, mis alumnos. Y nunca voy a olvidar, de manera especial, las expresiones particulares, propias de mentes jóvenes e inconformes por naturaleza, cuando concluíamos que éramos, en definitiva, un pobre país rico. Discusiones y reflexiones, algunas paradigmáticas e inolvidables, como el día que nos maravillamos cuando descubrimos la larguísima vida que tuvo Cipriano Castro hasta las constantes mortificaciones de Andrés D´ascoli por intentar conciliar sus convicciones ideológicas con una realidad que no podía soslayar. Comprender y concluir finalmente que Vero no podía ser “humana” ante semejante promedio hasta escuchar, hasta la saciedad, conclusiones serias y asertivas, como nunca las había escuchado en ningún foro académico. Gracias por no hacerme sentir nunca que estaba pintado en la pared.

Queridos ahijados, el momento de salir a la calle a competir y a poner en práctica todas lo aprendido ha llegado; de no ser así, simplemente nuestro trabajo ha sido un rotundo fracaso. Ha llegado el momento de abandonar este “nido blanco” que representa su colegio y aportar todos sus esfuerzos para rescatar esta patria malherida; una patria que hoy, más que nunca, requiere de su esfuerzo y sacrificio. Muchísimas veces, y ustedes lo saben, reflexionamos acerca de la necesidad del surgimiento de verdaderos líderes que lleven a este país al éxito que se merece. El país que nos ha dado todo y que ha permitido que seamos lo que somos requiere, en este momento, del auxilio desinteresado de sus hijos. Ha llegado el momento de rescatar el nombre de la patria y demostrar quienes son los individuos que verdaderamente se interesan en su desarrollo y progreso, mucho más si las circunstancias nos llevan a estar fuera de ella.

Queridos ahijados, nunca renuncien a sus sueños porque siempre, con esfuerzo y constancia, se pueden lograr. No tengan duda de ello. Siempre luchen por sus principios y por su dignidad porque, al final, es por ella por la que vamos a ser recordados; sean intransigentes ante la injusticia, sobre todo, si ésta se comete contra el más débil. Sean siempre honestos y organizados, y nunca inicien una discusión que no puedan argumentar. Toleren siempre al que no piense o sea como ustedes, recuerden que una de las riquezas del ser humano está precisamente en su diversidad.

Este humilde servidor siempre estará dispuesto a escucharlos, a aconsejarlos e incluso a corregirlos todas las veces que sea necesario, es lo que siempre he intentado hacer. Ustedes saben dónde encontrarme.

Gracias por haberme otorgado el grandísimo privilegio, totalmente inmerecido, de ser su padrino de promoción. Ha sido una experiencia única y uno de los más grandes honores que he recibido en 22 años de carrera docente. Espero haber estado a la altura que se merece la Promo XX, una promoción que no va a ser olvidada en mucho tiempo.

Los quiero mucho….